martes, 15 de julio de 2008

La polemica imagen del dia


Con su portada de esta semana, el magazine 'The New Yorker' ha puesto a prueba el carácter despreocupado que se atribuye a Obama. En el dibujo, Obama está vestido con un atuendo que recuerda al de Bin Laden, y su esposa Michelle con una metralleta y una estética propia de las Panteras Negras. Ambos están en la Sala Oval de la Casa Blanca, con una bandera americana ardiendo en la chimenea y se saludan chocando los puños, una moda entre los jugadores de la NBA pero que un comentarista de Fox News definió como un 'saludo terrorista' cuando ambos lo realizaron en un reciente mitin.

El magazine, uno de los más populares dentro del universo progresista norteamericano, argumenta que se trata de una sátira "de la táctica del miedo y la manipulación utilizada para descarrilar la campaña de Barack Obama en estas elecciones presidenciales".

Sin embargo, en la campaña de Obama, no le han encontrado ninguna gracia a la sátira. "The New Yorker puede creer que, como uno de sus miembros nos ha explicado, la portada es una sátira de la caricatura que sus críticos de la derecha han intentado crear. Pero muchos lectores la verán como ofensiva y de mal gusto, y nosotros estamos de acuerdo", ha declarado en un comunicado el portavoz de Obama, Bill Burton. Al ser preguntado sobre el tema, Obama se ha limitado a un simple "no comment" que denotaba su enojo.

Desde el otro bando, en el cuartel general de McCain, se tiene la misma opinión, y en un comunicado se ha calificado también el dibujo de "mal gusto y ofensivo". Ahora bien, algunos de sus asesores han reconocido en privado que encuentran la portada graciosa.

Teniendo en cuenta la ideología del magazine, no cabe dudar de sus intenciones, y quizás la reacción de la campaña de Obama resulta un tanto exagerada. Ahora bien, si uno considera como cierta la teoría de Sam Wang y Sandra Aamodt en su último libro, 'Welcome to Your Brain: Why You Lose Your Car Keys but Never Forget How to Drive and Other Puzzles of Everyday Life' el enfado de Obama tiene su lógica.

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