viernes, 10 de octubre de 2008

TODOS LOS HOMBRES DEL PRESIDENTE



La película estrella del año 76, en Estados Unidos y en el mundo, fue Rocky, dirigida por John G. Avildsen (Karate Kid), y escrita y protagonizada por el entonces semi desconocido Sylvester Stallone. En la ceremonia de los Oscar de aquel año, el film ganó el premio a la mejor película, mejor director, mejor guión y mejor montaje. Estos jóvenes personajes (Avildsen y Stallone), ante el estupor del mundo cinéfilo, pasaron por encima de monstruos como el sueco Ingmar Bergman, el norteamericano Sydney Lumet e incluso ante la primera mujer que fue nominada al Oscar al mejor Director (la italiana Lina Wertmüller). Pero, además pasó por encima de filmes hoy de culto, clásicos, como son Taxi Driver (de Martin Scorsese), Network (de Lumet) y Todos los Hombres del Presidente, de Alan J. Pakula.

Y, bueno, Rocky sigue siendo muy popular hoy en día, pero filmes como el de Pakula brillan con tanta luz propia que poco importa el triunfo de trabajos "para el pueblo", como lo fue el boxeril film de Stallone. Todos los Hombres del Presidente nos muestra hasta donde puede conducir la presión, la censura, el que todos callen y el que la porfía se imponga.

Todo comienza cuando se procesa a 5 personas luego de ser sorprendidas interviniendo una habitación ocupada por miembros partido demócrata en el Hotel Watergate, en Miami. El periodista del "Washington Post", Bob Woodward (Robert Redford), investigando unos detallitos del caso (aparentemente no tan importante) descubre que más de una persona evade las preguntas, incluso rechazan enérgicamente estar involucrados con el tema. El jefe del periódico junta entonces a Woodward con otro colega, Carl Bernstein (Dustin Hoffman), bastante más impulsivo que su igual, y ambos inician una saga de investigaciones que llegan cada vez más arriba en la escala política, guiados principalmente por una secreta fuente de Woodward llamada "Garganta Profunda" (Hal Holbrook), quien solo confirma informaciones obtenidas por los periodistas, y da una sola pista ("Sigan el dinero"), lo que sirve para llegar finalmente a descubrir un complot que involucra a la mano derecha del hombre más poderoso del mundo: el Presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon.

Alan J. Pakula, director de otro clásico "periodístico" como es El Informe Pelícano, centra su historia exclusivamente en los jóvenes reporteros, permitiendo al espectador mantenerse al margen de las reacciones de la Casa Blanca, lo cual daría para otra película (como Nixon, de Oliver Stone), mostrando sólo lo que concierne a las entrevistas, innumerables llamadas telefónicas, la impaciencia de sus superiores y la presión que comienzan a vivir, hasta llegar a extremos casi terroríficos en algunos instantes.

Pero por sobretodo, Todos los Hombres del Presidente es un excelente estudio sobre la ética y vida del periodista. El desenmascarar toda una conspiración implica para Bernstein y Woodward el ocultar todas sus fuentes, no sólo a "Garganta Profunda" (llamado así por una muy popular película pornográfica de aquel entonces), sino a empleados y ex empleados de la Casa Blanca y del partido Republicano, a recurrir a métodos "extraños" para el común de la gente (Cuando Bernstein confirma la última fuente acerca de que si la mano derecha de Nixon está o no involucrada en el hecho como cabecilla, y ante la negativa de dicha fuente le dice "si es mentira, voy a contar hasta diez, y me cortas el teléfono, de lo contrario es cierto"), de mentir muchas veces al conversar con diferentes personas. Muchos dicen que el caso Watergate nunca quedó del todo claro, que Nixon renunció para que no se destapara un escándalo peor. Bernstein y Woodward, dos novatos periodistas en ese entonces (y autores del libro que da origen a la cinta), sólo trabajan con ingenio, mentirillas varias y algo de suerte. Además es interesante observar el respeto que se le tenía en aquellos años a las notas que tomaban los reporteros, sin las hoy indispensables grabadoras.

Finalmente, se puede decir que el film, en sus dos horas aproximadas de duración, lejos de cansar al espectador le deja ganas de seguir las "aventuras" de los protagonistas, y deja en evidencia el corte del metraje, al finalizar la historia con telegramas.

Quizás Rocky le haya arrebatado todos los premios al film de Pakula, pero la profundidad de la historia, la dirección y la ambientación superan con creces a las historias de puños y marginalidad de Stallone.

Lo mejor: El talento de Pakula para contar la historia: paradójicamente da la impresión de no haber sido dirigida, de que la cámara estuvo prendida frente a la realidad.
Lo peor: La impresión de los productores de que la película comenzaba a aburrir, y terminarla con teletipos sobre lo que ocurrió.
El momento: El terrorífico segundo encuentro entre Woodward y "Garganta Profunda" (es impresionante que sin ver nada particular se sienta la presión que tenía el periodista).

via: cineybso.com



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