viernes, 12 de diciembre de 2008

¿Por qué Guadalajara?

Esta mañana leí un articulo en el periódico local que me pareció muy interesante; he vivido en Guadalajara y conozco poco sobre esta secta, al final la fuente y los datos de la autora del texto.


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Nadie se imaginaba que una de las ciudades más católicas del mundo iba a ser la sede internacional de una Iglesia que nada tendría que ver con el catolicismo.

1926, plena época cristera, el 12 de diciembre, mientras tradicionalmente se festejaba con cohetes y castillos a la Virgen de Guadalupe, un hombre que venía de muy lejos detuvo su viaje en Guadalajara. Nadie lo notó, caminaba con su esposa desde hacía ocho meses, rumbo a un lugar que Dios les señalaría. Ahí debían detenerse, porque ahí “tenía un gran pueblo que le reconocería como a un autentico apóstol de Jesucristo”.

Ni la familia tapatía de Aarón ni la de su esposa asentada en esta región le hicieron caso; por el contrario, se burlaron y le menospreciaron. De él tenían el recuerdo de un militar prestigioso y un maestro distinguido, pero a quien observaban ahora sólo era un predicador, un hombre que había desvariado quizá por “obedecer al llamamiento de Dios”.

Nadie imaginó que aquel ex militar al que lanzaban tomates en el mercado de San Juan de Dios sería reconocido en todo el mundo como el primer apóstol de la Restauración de la Primitiva Iglesia Cristiana. No fue fácil iniciar, sobre todo en una tierra tan conservadora, pero hubo quien le creyera, “gente humilde que también estaba predestinada para recibirle”. Fue con unos pocos creyentes como comenzó a vislumbrarse lo que más tarde los tapatíos llamarían con un tono casi despectivo, los Hermanos de la Hermosa Provincia, nombre de la colonia que trazaron y construyeron para vivir bajo los principios cristianos que les predicaba aquel hombre llamado por Dios: Aarón.

Llegué a esta colonia por el comentario de investigadores como Paulo Paranaguá en artículos publicados en Le Monde, y por amigos cineastas como Víctor Gaviria, quien llegó a conocer el templo casi a la una de la mañana. Rara vez llega alguien por la recomendación de un tapatío. El historiador Luis Fernando Vásquez Zora, director del Fondo Editorial Berea, me ayudó a reconstruir la historia que cito aquí entre comillas.

Los aaronistas predicaron por varios estados de México, El Salvador y Estados Unidos. Después de muchos años, casi 38, de intensa predicación, el apóstol Aarón enfermó gravemente y falleció el 9 de junio de 1964. La incertidumbre y la tristeza se apoderaron de esta congregación, que recuerda los festejos de sus vecinos y familiares católicos por el deceso del maestro Aarón. No duró mucho el llanto, pues al unísono, membresía, pastores y diáconos “sintieron una manifestación prodigiosa” sin comentarlo entre sí, ni por votación, simpatía o cualidades, ni siquiera aun por algún tipo de don o carisma, el menos indicado, al que nadie imaginaba como otro “auténtico apóstol de Jesucristo. Aquel mismo 9 de junio reconocieron unánimemente como enviado de Dios a quien es hoy el actual maestro y director de la iglesia La Luz del Mundo, Samuel Joaquín Flores”.

En esta nueva administración, Samuel Joaquín, quien en 1964 sólo contaba con 27 años y no era siquiera diácono o pastor, “vio transformarse con poder su vida y la de todos los que le escuchaban”. Él mismo inició la predicación en América del Sur y Europa. Hoy más de 44 naciones en cinco continentes erigen templos de La Luz del Mundo. Más de cinco millones de personas reconocen la elección del apóstol Samuel Joaquín, con quien desean participar anualmente en la Santa Convocación o Santa Cena, que se celebra en el mes de agosto en esta bella, compleja y contradictoria ciudad de Guadalajara.

Los que vienen de Rusia, Etiopía, Argentina, Finlandia y Australia se admiran de la majestuosa construcción del templo sede. A veces no les importa ver siquiera un ladrillo construido, pues sólo vienen con el anhelo de ver al que reconocen como su padre en la fe.

Yo, que vengo haciendo reportajes desde Colombia, me detengo en esta ciudad y no dejo de preguntarme: ¿por qué Guadalajara? Brasilia, por ejemplo, como ciudad responde al misticismo de las religiones que alberga, lo mismo pasa con Jerusalén, el Tíbet o la Meca. Guadalajara se mantiene ajena a las realidades que la atraviesan: pudiendo ser cosmopolita se aferra a su conservadurismo católico y sólo muestra una cara a sus habitantes, por suerte la condición de extranjeros nos permite el deleite de una ciudad multiforme a la que con placer descubrimos día a día. Todo es sorpresa en esta ciudad que disfrutamos tanto los de afuera.

La autora es periodista colombiana. Cursa la maestría en historia social y de la cultura en la Universidad Nacional de Colombia.

fuente : http://www.milenio.com/node/130721

Autora: Ana Victoria Ochoa B.

Mas información: www.sectas.org




1 comentario:

Unknown dijo...

¡Qué artículo tan interesante! De veras que Guadalajara está repleta de sorpresas.