domingo, 27 de marzo de 2011

visitas imprescindibles en la ajetreada y fascinante Estambul

Quedan nueve meses de este año, es momento de decidir las vacaciones anuales, Estambul es una de las ciudades que me han gustado mucho conocer atra vez de la literatura, hoy encontré este articulo que creo me serà útil





Misterios del Bósforo

Ocho visitas imprescindibles en la ajetreada y fascinante Estambul
EZEQUIEL MOLTÓ - 26/03/2011


Estambul, "tan incontrolablemente variada, tan anárquica, tan extrañamente diferente de las ciudades occidentales". Orhan Pamuk, el escritor y premio Nobel de Literatura, ha retratado su ciudad en seis novelas y en un libro de memorias titulado Estambul, ciudad y recuerdos. Un volumen que puede ser un espléndido acompañamiento durante un recorrido por esa urbe en la que se combina la melancolía local, el hüzün, con una vibración urbana arrebatadora, como la de los días festivos en el puente de Gálata, cuando un hervidero de hombres pacientes lanzan el anzuelo de sus cañas para pescar. Es una tradición que pasa de padres a hijos. Bajo el puente, los camareros de los restaurantes y bares compiten para captar clientes. Una vez cruzado el viaducto, nos dirigimos hacia la torre de Gálata, a lo alto de una colina que domina Estambul. Es un buen lugar para comenzar la visita. O para contemplar el atardecer sobre las cúpulas de la mezquita.


01 Santa Sofía

La basílica de Aya Sofya Müzesi ya no tiene andamios. Después de que, durante años, las labores de rehabilitación y limpieza ocultasen gran parte de las paredes del templo, podemos volver a contemplar el mejor símbolo del imperio bizantino. Durante 10 siglos fue el monumento más importante del cristianismo (las obras de San Pedro de Roma no comenzaron hasta el siglo XV). El edificio se inauguró en el año 537; en su construcción trabajaron más de 10.000 obreros durante 5 años, 10 meses y 10 días a las órdenes de un centenar de arquitectos. Su logro más importante fue la cúpula de 32 metros de diámetro a 56 metros del suelo, que descansa sobre cuatro pilares. Para su construcción, a las órdenes de Justiniano, se saquearon muchos monumentos paganos de Europa y Asia, como el gimnasio de Éfeso o algunos templos de Atenas y Delfos. En su inauguración, el emperador dijo aquella frase célebre: "Oh, Salomón, te he superado". El 29 de mayo de 1453, tras la toma de Constantinopla, el sultán Mehmet II hizo pronunciar el sermón que convirtió la basílica en mezquita; los mosaicos bizantinos fueron cubiertos de yeso; se colgaron unos grandes medallones (7,5 metros de diámetro) con los nombres de Alá, Mahoma y los cuatro primeros califas; se pintaron versos del Corán y se instaló el ábside del sultán. Hasta 1935 se usó como mezquita; después Atatürk transformó el edificio en museo.

02 Solimán

La mezquita de Solimán impresiona por sus tonalidades azules, salmón y naranja. Construida entre 1550 y 1557, es la segunda más grande de la ciudad. Muy cerca se encuentran también las mezquitas de Kilisie y Kalender. En Estambul hay más de 300 mezquitas abiertas a la visita de los turistas, que deberán descalzarse y, si coinciden con la oración, quedar en un espacio reservado para ellos.

03 El Bósforo

Las orillas del Cuerno de Oro están jalonadas de numerosos palacios que construyeron los otomanos y las ricas familias que residían aquí durante el verano. El estrecho del Bósforo se extiende desde el mar de Mármara hasta el mar Negro, unos 30 kilómetros. El paseo en barco descubrirá las fortalezas de Rumeli Kavagi y Anadolu Kavagi, centinelas del estrecho. Una vez en tierra, vale la pena escaparse para visitar el Café de Pierre Loti. Debe su nombre a un oficial de la Marina, un escritor y viajero que nació en 1850 y falleció en 1923. El lugar destaca por sus vistas al Bósforo y por el cementerio musulmán que lo rodea.

04 San Salvador en Chora

La iglesia de San Salvador en Chora (Kariye Müzesi), construida sobre una colina, fue transformada en mezquita por el gran visir Beyazit II. Es el edificio más antiguo, nadie puede confirmar la fecha de los primeros restos. En el siglo XVIII, el humanista Teodoro Metoquites encargó unos murales con fondo de oro que son una de las joyas del arte bizantino.

05 Bazares

Desde el siglo XV se vende y se compra de todo en el Gran Bazar (Kapali Çarsi): joyas, ropa, regalos... Las tiendas están agrupadas por gremios; todas las corseterías o los puestos de alfombras están juntos. En total, unos 4.000 se esparcen por una superficie de 200.000 metros cuadrados en el mercado cubierto más grande del mundo. El Bazar Egipcio o de las Especias data de 1660 y se sitúa entre dos mezquitas, la de Rüstem Pasa y la Mezquita Nueva (Yeni Cami), con sus muchas cúpulas.

06 La Mezquita Azul

La Mezquita Azul o Soltanahmet Camii fue un encargo del sultán Ahmet I; su construcción duró cerca de dos siglos y fue terminada 10 años antes que la de San Pedro en Roma. Tiene seis minaretes y su interior está decorado por más de 21.000 azulejos de loza de Iznik (Nicea) de color azul. En las inmediaciones se puede visitar el Museo de los Mosaicos (Torun Sok) y el Museo de las Artes Turcas e Islámicas (palacio de Ibrahim Pasa), ubicado junto al hipódromo, del que solo se conservan dos obeliscos y la columna Serpentina de Delfos.

07 Mil y una columnas

Imran Óktem Cad, la cisterna de las mil y una columnas, fue al parecer construida por Filoxeno, senador romano que acompañó a Constantino en el siglo IV. Se trata de la segunda cisterna más grande de la ciudad y la primera en volumen. Servía para alimentar los baños de Zeuxipo y cuenta con 221 columnas con una altura de 15 metros.
Al otro lado de la línea del tranvía se ubica la Cisterna Basílica, o palacio sumergido (Yerebatan Sarayi) como lo llaman los turcos. Es un impresionante depósito, con 80.000 metros cúbicos de capacidad, construido por Constantino y restaurado por Justiniano en 542 con el trabajo de 7.000 esclavos. La cisterna, con 336 columnas repartidas en 12 filas de 28, surtía de agua al Gran Palacio, y durante la I Guerra Mundial se podía visitar en barca; de hecho, James Bond lo hizo en la película Desde Rusia con amor.

08 Palacio de Topkapi

El palacio de Topkapi recibe cada año la visita de un millón de turistas y fue durante cuatro siglos, hasta 1855, la residencia principal de los sultanes. Se accede al palacio por la puerta imperial que conduce al patio de los Jenízaros. El harén de este palacio, con 300 habitaciones, llegó a albergar a mil mujeres, entre las que destacaban la madre del sultán y las favoritas (entre cuatro y ocho). El palacio tiene varios jardines y dependencias aisladas como si se tratara de un campamento de mármol.


fuente El Pais

Reciclado

Fernando Romero Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

sábado, 26 de marzo de 2011

miércoles, 23 de marzo de 2011

Recital de voz y piano

La promoción cultural contrario a lo que se rumorea en esta ciudad es abundante sin embargo poca gente asiste esta noche la soprano y Sara Montes y el pianista Andrés Sarre ofrecieron un recital de áreas de opera y algunas piezas de otros géneros como La Milonga


Fernando Romero Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

La enorme importancia de las (pequeñas) diferencias)

Fernando Romero
Enviado desde mi iPod

domingo, 20 de marzo de 2011

Para vivir a mi manera

Para vivir a mi manera

La canción popularizada por Frank Sinatra es, además de una balada crepuscular, una autoayuda que en tres minutos nos da las claves para vivir según nuestros propios principios.
En 1969, Frank Sinatra grabó la adaptación al inglés realizada por Paul Anka de Comme d'habitude, una canción popular francesa de la que solo quedó la melodía. Aunque el disco no fue un éxito inmediato, con el tiempo esta balada crepuscular se convirtió en la enseña del cantante y actor. El mismo Mijaíl Gorbachov, como dirigente soviético, bautizó su política de no intervencionismo en los países de la órbita comunista como la "doctrina Sinatra".
Todos sabemos gozar del lado soleado de la vida, pero la 'doctrina Sinatra' exige ser también uno mismo cuando llegan los golpes
¿Qué tiene esta pieza que ha inspirado a artistas tan dispares como Elvis Presley, Luciano Pavarotti o Sid Vicious?
Es, en esencia, una autoayuda en forma de pieza de tres minutos, ya que en su relato retrospectivo habla de tomar decisiones, de nuestra actitud frente a los éxitos y dificultades, así como del valor de seguir un camino propio.
Además de revisar el contenido de este clásico popular del siglo XX, en este artículo analizaremos en clave práctica siete momentos de la canción para que cada cual pueda vivir a su manera.
EL FINAL YA ESTÁ AQUÍ
"Lo que es capaz de matarte también puede hacerte renacer" (Boris Božic)
Cada vez que experimentamos un cambio dramático nos vemos obligados a partir de cero. Suponen momentos de gran impacto emocional, pero también son oportunidades de emprender otros rumbos que de otra manera jamás habríamos podido explorar. Algunos ejemplos de finales que llevan a nuevos principios:
• La ruptura con una pareja que no funcionaba bien crea el espacio para encontrar a alguien que sí encaje.
• Ser despedido abre la puerta a una nueva orientación profesional y a descubrir incluso la verdadera vocación.
• Un accidente o una larga enfermedad permite analizar nuestra vida, corregir errores y renacer con un nuevo proyecto.
En todo final está escrito el principio si estamos dispuestos a empezar de nuevo con un horizonte que sea nuestro, en lugar de uno prestado.
RECORRÍ TODOS LOS CAMINOS
"No importa lo negras que parezcan o sean las cosas. Levanta la mirada y mira las posibilidades: no dejes de verlas porque siempre están ahí" (Norman Vincent Peale)
Uno de los temas presentes en My way es la encrucijada de caminos que es la vida de todo ser humano. Hay desvíos, largos rodeos y senderos divergentes que nos obligan a tomar decisiones. Esto separa a las personas de perfil conformista de los emprendedores. El conferenciante y motivador Anthony Robbins asegura que las personas con éxito tienden a tomar decisiones con rapidez y tardan en retractarse de sus planteamientos, porque creen en ellos. A la inversa, las personas que fracasan suelen ser lentas en decidirse y cambian de opinión con frecuencia. Cada decisión en nuestra vida nos obliga a definirnos, por lo que incluso si el resultado no es el esperado, haber elegido por nosotros mismos nos lleva un paso más adelante en nuestra evolución personal.
PASOS MÁS LARGOS
"No nos atrevemos a muchas cosas porque son difíciles, pero son difíciles porque no nos atrevemos a hacerlas" (Séneca)
Son pocas las personas que disfrutan embarcándose en proyectos aparentemente imposibles. El resto se aferran a mantenerse lo más alejadas posibles del riesgo.
El especialista en estrategia empresarial César Gutiérrez señala que tomar decisiones produce fatiga cerebral, ya que incluye estos tres procesos:
a) Considerar las diferentes opciones.
b) Sacrificar las ventajas de una a cambio de lo que nos ofrece la otra.
c) Transición de un estado mental evaluativo a otro decisorio.
Elegir es cansado, sobre todo cuando nos enfrentamos a decisiones radicales. Sin embargo, el inmovilismo acaba siendo más agotador incluso, ya que nos sume en la frustración de ver cómo se nos escapan trenes que podrían conducirnos a otros destinos.
AMIGO, LO DIRÉ SIN VUELTAS
"En caso de duda, cuenta la verdad" (Mark Twain)
Este momento de la canción nos habla de la importancia de expresar nuestro parecer ante los demás. Las personas que manifiestan abiertamente lo que piensan pueden encontrarse en un primer momento con algunas fricciones, pero a la larga evitan muchos conflictos.
Quienes tratan de agradar siempre y callan si no están de acuerdo, tendrán que soportar reacciones desproporcionadas cuando disientan. Esto es así porque el entorno de cada uno se acostumbra a un determinado nivel de sumisión. Por consiguiente, viviremos mucho más tranquilos si somos capaces de decir sin vueltas lo que pensamos y sentimos.
ME TOCÓ GANAR, TAMBIÉN PERDER
"La victoria y el fracaso son dos impostores y hay que recibirlos con idéntica serenidad y un saludable punto de desdén" (Rudyard Kipling)
Tomar decisiones y definirse a través de ellas implica estar expuesto a los vaivenes de la fortuna. Las personas proactivas fracasan a menudo, pero saben extraer de ello lecciones para volver a la carga con otras estrategias y objetivos, con lo que el balance final siempre es positivo. En cambio, los que temen perder se aferran a lo que tienen y son incapaces de salir de su zona de confort. Su inmovilidad les impedirá alcanzar nuevas metas.
SER FIEL A SÍ MISMO
"Hace falta valor para crecer y convertirte en lo que realmente eres" (E. E. Cummings)
Siguiendo el hilo de la balada, ser fiel a uno mismo es elegir nuestro propio camino según los planes y objetivos diseñados por cada uno. Sin embargo, nuestra capacidad de escribir nuestra historia a veces queda anulada por miedos o barreras que nos ponemos.
Según el psiquiatra Theodore Rubin, estos son algunos de los bloqueos más comunes para tomar decisiones:
1. Pérdida de contacto con los propios sentimientos. La persona está tan habituada a no escucharse que ya no sabe qué es lo que quiere.
2. Evitar problemas y ansiedad. Para no experimentar sufrimiento, muchos se anclan en la inacción y se resignan a ser espectadores de la vida.
3. Falta de confianza en sí mismo. Detrás de los que saltan constantemente de una alternativa a otra puede haber la convicción inconsciente de que ninguna opción suya es suficientemente buena.
4. Necesidad de agradar. A menudo evitamos tomar decisiones para huir de los conflictos o el rechazo.
5. Perfeccionismo. La creencia de que hay situaciones perfectas retrasa la toma de decisiones, a la espera de que se den unas condiciones ideales.
6. Temor a equivocarse. Este sentimiento de inseguridad se retroalimenta, limitando cada vez más nuestra capacidad de actuar.
7. Distorsión de la presión del tiempo. Pensar que no hay tiempo para cambios frena la toma de decisiones.
LO HICE TODO A MI MANERA
"Caer está permitido. Levantarse es obligatorio" (proverbio ruso)
Al trazar nuestro propio camino, están aseguradas las equivocaciones y derrotas, las pequeñas y grandes pérdidas. También los aciertos, los éxitos y las ganancias. Todo el mundo sabe gozar del lado soleado de la vida, pero la doctrina Sinatra exige no dejar de ser uno mismo cuando en lugar de parabienes nos llegan golpes. Si reaccionamos con rabia y resentimiento, culpando a terceras personas, estaremos negando que somos dueños de nuestros actos y, por tanto, abandonamos el mando de la situación.
Quien sabe vivir a su manera encontrará su propia vía para salir de la crisis. Solo así, cuando caiga "el último telón" del que habla la canción de Paul Anka estaremos satisfechos con la obra de nuestra vida.
 Fuente www.elpais.com

martes, 15 de marzo de 2011

David Alfaro Siqueiros

David Alfaro Siqueiros
(Chihuahua, México, 1896 - Cuernavaca, id., 1974) Pintor y muralista mexicano. Activo políticamente desde muy joven, interrumpió sus estudios de arte para alistarse en el ejército de Venustiano Carranza. Al finalizar el conflicto, se trasladó a Europa para continuar sus estudios.
Tras su regreso a México en 1922 participó en la elaboración de los murales de la Escuela Nacional Preparatoria. Durante toda su vida viajó por varios países, sobre todo Estados Unidos, Rusia, Argentina y Chile, a veces por motivos profesionales y otras por motivos políticos. Estuvo dos veces en la cárcel en México, la primera en 1930 y la segunda en los años sesenta.
Siqueiros fue, junto con Rivera y Orozco, uno de los padres de la escuela muralista mexicana. Al igual que ellos, compartió su fervor por la revolución y la exaltación del pasado precolombino, siempre desde un enfoque nacionalista y marxista, que plasmó en un arte de dimensiones monumentales y gran fuerza dramática.
Buena muestra de sus frescos está expuesta en el Sindicato de Electricistas y en el Palacio de Bellas Artes de México, en la ciudad de Chillán (en Chile) y en la Chouinard School of Art de Los Ángeles. Dos de sus títulos más conocidos son Proceso al fascismo (1939) y Muerte al invasor (1940), este último dedicado a la conquista de América.

Su obra se caracteriza por el dinamismo y la movilidad compositiva, así como por una búsqueda de efectos dramáticos mediante el uso de la luz y el tratamiento escultural de las figuras y los fondos. Contiene, además, una fuerte componente didáctica, capaz de reunir pintura, escultura y arquitectura en pos de una nueva dimensión artística cuyo punto de partida es la realidad. Su anhelo por conseguir una reciprocidad entre las diferentes técnicas pictóricas y la más moderna tecnología, le llevó a crear un taller experimental de arte en
 Nueva York.

Vladimir Nabokov, uno de los novelistas más famosos e importantes del siglo XX




"En mayo de 1975, coincidiendo con la publicación en Francia de Ada o el ardor, Vladimir Nabokov(*), uno de los novelistas más famosos e importantes del siglo XX, aceptó la invitación de Bernard Pivot, y acudió al programa "Apostrophes", uno de los más influyentes de la televisión francesa. La presencia de Nabokov en el plató era un hecho doblemente excepcional: por la calidad indiscutible del programa y porque Nabokov muy raramente concedía entrevistas."
Nabokov, como siempre hacía al conceder una entrevista, pactó la conversación por adelantado. Mientras se realiza el encuentro, Nabokov tiene todas sus respuestas escrupulosamente escritas en unas cuantas fichas.

-Buenas noches, señor Nabokov. Son las 21 horas 47 minutos y 47 segundos. Habitualmente, ¿qué hace usted a esta hora?
-A esta hora suelo estar bajo el edredón, con tres almohadas bajo la cabeza, un gorro de dormir, en mi modesto dormitorio que también me sirve de estudio. La lámpara de cabecera, muy fuerte, el faro de mis insomnios, todavía arde pero será apagada dentro de un momento. Tengo en la boca una pastilla de grosella, y en las manos una revista de New York o de Londres. La dejo, apago la luz. La enciendo, renegando en voz baja. Me meto un pañuelo en el bolsillo del camisón, y da comienzo el debate interior: ¿tomar o no tomar un somnífero? Qué deliciosa es la decisión positiva.
-Pero, ¿qué horario hace usted en un día normal?
-Tomemos un día de mediados de invierno. En verano hay más variedad. Me levanto entre las seis y las siete, y escribo con un lápiz bien afilado, de pie, ante el atril, hasta las nueve. Después de un frugal desayuno, mi mujer y yo leemos el correo, que siempre es muy voluminoso. Después me baño, me afeito, me visto, paseamos una hora por los floridos muelles de Montreux. Y después del almuerzo y de una breve siesta, el segundo periodo de trabajo hasta la cena. Éste es el programa típico.
-Cuando era más joven ¿ya hacía ese horario, o tenía arranques de pasión, impulsos que perturbaban sus días y sus noches?
-¡Ya lo creo! A los 26, a los 30 años, la energía, el capricho, la inspiración me llevaban a escribir hasta las 4 de la madrugada. Raras veces me levantaba antes de las 12 y escribía todo el día tumbado en un diván. La pluma y la posición horizontal han dado paso al lápiz y la vertical austera. Se acabaron los arranques. Pero, ¡cómo me gustaba el despertar de los pájaros, el canto sonoro de los mirlos que parecían aplaudir las últimas frases del capítulo que acababa de componer!
-Ya sabíamos que escribir es la pasión de su vida, pero, ¿concibe una segunda vida en la que no escribiera?
-Concibo muy bien otra vida en la que yo no sería novelista, inquilino feliz de una marfileña torre de Babel, sino alguien igual de feliz de otra manera, que ya he tanteado: un oscuro entomólogo que caza mariposas en verano, en países fabulosos, y en invierno clasifica sus descubrimientos en el laboratorio de un museo.
-¿Se siente usted más ruso, más americano, o más bien suizo, ahora que vive allá?
-Le daré algunos detalles relativos al aspecto bastante cosmopolita de mi vida. Soy de una antigua familia rusa de San Petersburgo. Mi abuela paterna era de origen alemán, pero nunca aprendí esa lengua, no puedo leerla sin diccionario. Pasé los primeros veranos en el campo, en nuestra finca cerca de Petersburgo. En otoño íbamos al sur: Niza, Pau, Biarritz... Los inviernos en Petersburgo, ahora Leningrado. Nuestra magnífica casa de granito rosa sigue allí, en buen estado, al menos exteriormente, porque a las tiranías les gusta la arquitectura del pasado. La finca está situada en una llanura boscosa. Por la flora se parece al noroeste de América: bosques de álamos, oscuros abetos, muchos abedules y unas espléndidas turberas, multitud de flores y mariposas más o menos árticas. Esta fase totalmente feliz duró hasta el golpe de Estado bolchevique. Unos campesinos, en un exceso de celo quemaron el castillo y requisaron la casa. En abril de 1919, tres familias Nabokov, la de mi padre y la de sus dos hermanos tuvieron que abandonar Rusia vía Sebastopol, vieja fortaleza del infortunio. El ejército rojo procedente del norte invadía Crimea, donde mi padre era ministro de justicia en el gobierno provincial, durante el breve periodo liberal antes del terror leninista. Aquel mismo año, en octubre de 1919, yo empezaba los estudios de Cambridge.
-¿Cuál es su lengua preferida: el ruso, el inglés o el francés?
-En la lengua de mis antepasados me siento perfectamente cómodo, pero no lamentaré jamás mi metamorfosis americana. El francés, o mejor dicho, mi francés, que es una cosa muy especial, no se doblega tan bien al suplicio de mi imaginación. Su sintaxis me impide ciertas libertades que me tomo con las otras dos lenguas. Ni que decir tiene que adoro el ruso, pero el inglés lo supera como instrumento de trabajo. Lo supera en riqueza, en riqueza de matices, en prosa delirante y en precisión política. Una procesión de niñeras e institutrices inglesas viene a mi encuentro cuando vuelvo a mi pasado.
-¿Eso es una cita?
-Es una cita. Lo he sacado de una traducción muy buena... A los tres años hablaba mejor el inglés que el ruso, pero hay un periodo entre los 10 y los 20 años en que aunque leía a muchos autores ingleses, Welles, Kipling, Shakespeare, la revista The Boys on Paper, por citar sólo obras cumbres, hablaba muy poco en inglés. Aprendía el francés a los 6 años. La institutriz, Mademoiselle Cecil Miotton, estuvo con nosotros hasta 1915. Empezamos con EL Cid y Los miserables. Pero los tesoros estaban en la biblioteca de mi padre. A los 12 años ya conocía a todos los poetas benditos de Francia. "Recuerdo, recuerdo, ¿qué quieres de mí? / El otoño hacía volar al tordo a través de aire átono / el bosque amarillento donde la brisa desentona" . Y, es curioso, en tierna edad, yo ya comprendía que Verlaine no habría debido usar una rima tan incestuosa átona-desentona, tienen la misma raíz. Éste es el calendario de mis tres lenguas.
(...)
-El exilio, porque usted es exiliado, por doloroso que sea, ¿no es para los creadores como usted algo estimulante, una posibilidad de enriquecimiento para el espíritu, la sensibilidad creadora?
-Le explicaré cómo ocurrió. Después de pasar los exámenes de Cambridge, muy fáciles, de literatura rusa y francesa (había elegido bien) tenía el título de diplomado en letras que no me sirvió de nada en mis intentos de ganarme la vida sin escribir libros, de modo que me puse a escribir relatos, novelas, en ruso, para los diarios y revistas de emigrados en Berlín y en París, los dos centros de expatriación.
-¿En qué años más o menos?
-Viví en Berlín y en París entre el 22 y el 39.
-De acuerdo.
-1922 y 1939.
-Ya.
-Soy pedante con las fechas -risas-.
Sigo... Cuando pienso en aquellos años de exilio me veo a mí y a miles de rusos blancos llevando una vida extraña pero nada desagradable en la indigencia material y el lujo intelectual, entre aborígenes más o menos ilusorios, franceses o alemanes con quienes mis compatriotas no tenían el menor contacto. Pero de vez en cuando aquel mundo espectral donde exhibíamos nuestras heridas y placeres era presa de temibles convulsiones que nos mostraban quién era el cautivo desencarnado y quién era el amo. Eso ocurría cuando teníamos que prorrogar unos diabólicos carnés de identidad, u obtener, cosa que tardaba semanas, un visado para ir de Paris a Praga, o de Berlín a Berna. Los emigrados ya no eran ciudadanos rusos, y la Sociedad de Naciones les daba un pasaporte llamado Nansen, un papelote que se rasgaba cada vez que lo desplegabas. Las autoridades, los cónsules británicos o belgas parecían creer que poco importaba lo miserable que fuera un Estado, pongamos la Rusia soviética: cualquier fugitivo de ese Estado era más despreciable por el hecho de existir fuera de una administración nacional. ¡Pero no todos nos resignábamos a ser bastardos o fantasmas! Pasábamos de Menton a San Remo, por ejemplo, tan tranquilos, por senderos de montaña, conocidos por cazadores de mariposas y poetas despistados. La historia de mi vida, pues, se parece menos a una biografía que a una bibliografía: 10 novelas en ruso entre los 25 y los 40 años, y 8 novelas en inglés entre los 40 y ahora. En 1940 salí de Europa para ir a América y hacer de profesor de literatura rusa. De pronto me descubro una incapacidad total de hablar en público. Por tanto, decido escribir por adelantado más de cien conferencias anuales.
(...)
-Quisiera hacerle una pregunta que quizá juzgue algo íntima: ¿por qué vive en Suiza, en un hotel, en Montreux? ¿Por qué no en los Estados Unidos? Rechaza los Estados Unidos, la vida americana? ¿Rechaza la propiedad privada, o bien, eterno emigrado, se niega a quedarse en un lugar?
-¿Por qué el hotel suizo? Suiza es un país encantador, y la vida de hotel facilita mucho las cosas. Echo de menos América, y espero regresar para pasar allí al menos otros veinte años. La vida tranquila de una ciudad universitaria en América no presentaría grandes diferencias con Montreux, donde las calles son más ruidosas que en la provincia americana. Además, como no soy lo bastante rico, como nadie es lo bastante rico, para revivir totalmente mi infancia, no vale la pena instalarse para siempre. Porque es imposible recuperar el sabor del chocolate con leche suizo de 1910. Ya no existe. (...) Mi mujer y yo pensamos en una villa en Francia o Italia, pero el espectro de la huelgas de correo muestra todo su horror. La gente de profesión sedentaria, las ostras tranquilas, aferradas al nácar natal, no se dan cuenta de cómo un correo regular y seguro como el suizo alivia la vida de un autor, aunque la ofrenda de una mañana normal consista sólo en algunas cartas comerciales y dos o tres peticiones de autógrafos. Y la vista del lago desde el balcón, el lago Leman, ese lago que vale toda la plata líquida a la que se parece; es una mala metáfora.
(Sonrisas)
-Además del exilio y el extrañamiento, ¿cuáles son los temas principales de su obra?
-Además del extrañamiento, yo me siento forastero siempre y en todo lugar, es mi estado, es mi trabajo, mi vida. Me siento en casa entre recuerdos muy personales que no tienen relación alguna con una Rusia geográfica, nacional, física, política. Los críticos emigrados en París, y mis maestros en Petersburgo tenían razón, por una vez, al quejarse de que no fuera lo bastante ruso. Es así.
Y en cuanto al tema de mis libros, ¡hay de todo!
-¡Usted me esquiva!
-Sí
-¿Para usted, una novela no es ante todo una buena historia?
-Eso es, una excelente historia. Pero mis mejores novelas no tienen una, sino más historias que se entrelazan en cierta manera. Pálido Fuego posee ese contrapunto, y Ada también. Me gusta ver el tema principal irradiando a través de la novela y desarrollándose en pequeños temas secundarios. A veces es una digresión que se convierte en drama en un rincón del relato. O bien las metáforas de un discurso elevado se unen para formar una nueva historia.
-¿Las historias que se inventan los novelistas (y pienso en un novelista llamado Vladimir Nabokov) las historias inventadas son más interesantes que las de la vida?
-Entendámonos: la historia verdadera de una vida también ha tenido que ser contada por alguien, y si es una autobiografía escrita con pluma pudibunda por un personaje sin talento puede parecer muy sosa al lado de una invención maravillosa como el Ulises de Joyce.
-¿Es su libro favorito?
-Sí, mi gran modelo.
-"Nabokov es Lolita", es la ecuación de siempre. ¿No acaba molestándole el éxito de Lolita, tan considerable que se puede pensar que usted es el padre de una única niña algo perversa?


Nabokov en 1971

-Lolita no es una niña perversa. Es una pobre niña que corrompen, y cuyos sentidos nunca se llegan a despertar bajo las caricias del inmundo señor Humbert, a quien una vez pregunta: "¿Siempre viviremos así haciendo toda clase de porquerías en camas de hotel?" Pero respondiendo a su pregunta: Su éxito no me molesta. Yo no soy Conan Doyle quién, por esnobismo o pura estupidez, prefería ser conocido como autor de una historia de África (risas), que imaginaba muy superior a su Sherlok Holmes. Y es muy interesante plantearse como hacen ustedes los periodistas, el problema de la tonta degradación que el personaje de la nínfula que yo inventé en 1955 ha sufrido entre el gran público. No sólo la perversidad de la pobre criatura fue grotescamente exagerada sino el aspecto físico, la edad, todo fue modificado por ilustraciones en publicaciones extranjeras. Muchachas de 20 años o más, pavas, gatas callejeras, modelos baratas, o simples delincuentes de largas piernas, son llamadas nínfulas o "Lolitas" en revistas italianas, francesas, alemanas, etc. Y las cubiertas de las traducciones turcas o árabes. El colmo de la estupidez. Representan a una joven de contornos opulentos, como se decía antes, con melena rubia, imaginada por idiotas que jamás leyeron el libro. En realidad, Lolita es una niña de 12 años mientras que Mr. Humbert es un hombre maduro, y el abismo entre su edad y la de la niña produce el vacío entre ellos; entre ese vacío, ese vértigo, la seducción, atracción de un peligro mortal. En segundo lugar, la imaginación del triste sátiro, convierte en criatura mágica a aquella colegiala americana tan trivial y normal en su género como el poeta frustrado Humbert lo es en el suyo. Fuera de la mirada maníaca de Mr. Humbert no hay nínfula. Lolita, la nínfula, sólo existe a través de la obsesión que destruye a Humbert. Éste es un aspecto esencial de un libro singular que ha sido falseado por una popularidad artificiosa.
(...)
-No sé por qué me gustan tanto los espejos y los espejismos. Sé que a los diez años me apasionaban los trucos de magia. La magia a domicilio con sus instrumentos: el sombrero de doble fondo, la varita con la estrella, el juego de cartas que entre los dedos se metamorfosea en cabeza de cerdo. (Pivot ríe) Sí, sí. Todo eso te llegaba en una gran caja de los almacenes Peto, calle de la caravana, cerca del Circo Cíniselli, en San Petersburgo. Dentro venía un manual de magia que enseñaba cómo hacer desaparecer o cambiar una moneda entre los dedos. Yo intentaba hacer esos trucos delante de un espejo, tal como aconsejaba el manual: "Ponte delante de un espejo". Y mi carita, pálida y seria, reflejada en el espejo, me aburría. Me ponía un antifaz negro que me daba mejor cara; pero nunca llegaba a igualar al famoso mago Mister Merlín , a quien solían invitar a las fiestas infantiles y de quien yo intentaba en vano imitar el parloteo, frívolo y engañoso, que mi manual quería que yo recitara para eclipsar mis juegos de manos. Parloteo frívolo y engañoso: he aquí una definición engañosa y frívola de mis obras literarias... Pero esos estudios de escamoteo no duraron mucho. "Trágico" es un término muy fuerte, pero hay algo trágico en el incidente que me hizo abandonar esa pasión, relegar la caja al cuarto trastero con los juguetes difuntos y los títeres rotos. Una tarde de Pascua, en la última fiesta infantil del año, no pude evitar mirar por la ranura de una puerta para ver cómo iban los preparativos que hacía el señor Merlín para su número de salón. Le vi que entreabría un secreter para meter tranquilamente, abiertamente, una flor de papel. Y la familiaridad de aquel gesto era innoble comparada con el hechizo de su arte. Yo entendía de ello, sabía qué ocultaba el frac ajado de un mago, y qué pueden hacer los magos. Ese vínculo profesional, vínculo de mala fe, me llevó a revelar a una primita mía, Mara Jevuska, en qué escondrijo hallaría la rosa que Merlín escamotearía en uno de sus trucos. En el momento crítico, la pequeña traidora, blanca y de pelo negro, señaló con el dedo el secreter, gritando: "¡Mi primo ha visto dónde la ha metido!" Yo era muy joven, pero ya distinguía o creí distinguir la expresión atroz que contrajo las facciones del pobre mago. Cuento este incidente para satisfacer a mis críticos perspicaces que declaran que en mis novelas el espejo y el drama andan muy lejos. Porque debo añadir: cuando abrieron el cajón que los niños señalaban entre burlas... la flor no estaba.
(Risas)
-¡Estaba sobre la silla de mi vecina! ¡Encantadora combinación, gloria del ajedrez!
-Es una historia muy bonita, preciosa.
Si bien se mira, hay bastante erotismo en su obra.

-Hay bastante erotismo en la obra de cualquier novelista de quien se pueda hablar sin reírse. Lo que llaman "erotismo" es uno de los arabescos del arte de la novela.
-Lo que sorprende, sobre todo en Ada, es el gusto por el detalle: cada objeto en su sitio, la referencia exacta; todo es muy minucioso en sus libros, usted es un perfeccionista, y un aficionado a las mariposas; en Ada hallamos muchas veces su gusto por ellas.
-Excepto algunas mariposas suizas en Ada, me inventé las especies, pero no los géneros. Es un detalle simpático, ¿verdad? Sostengo que es la primera vez que alguien se inventa mariposas científicamente posibles en una novela. Se me podría responder: usted satisface al sabio y abusa de la ignorancia del lector sobre las mariposas, pues si se hubiese inventado un nuevo tipo de perro o de gato para los señores del castillo, la superchería hubiera irritado al lector, que habría tenido que imaginarse un cuadrúpedo bastante mitológico cada vez que Ada recoge al animal en brazos. Lástima que no haya intentado inventarme cuadrúpedos. Lo siento. Pero me inventé un árbol nuevo para el jardín del castillo. Algo es algo.
-Usted ha escrito este libro maravilloso, La Defensa, ¿es un buen jugador de ajedrez? Y hablando de ajedrez, ¿qué piensa de Fischer?
-Yo era un jugador de ajedrez bastante bueno. No un "Gross Meister" (literalmente Grueso Maestro) como dicen los alemanes. Pero era un buen jugador de círculo, capaz de tender una trampa a un campeón aturdido. Lo que siempre me ha gustado en el ajedrez son las trampas, los trucos ocultos. Por eso abandoné las partidas y me dediqué a la composición de problemas. No dudo que hay un vínculo íntimo entre algunos espejismos de mi prosa y el tejido brillante y oscuro a un tiempo de los problemas de ajedrez, enigmas mágicos, cada uno de los cuales es fruto de mil y una noches de insomnio. Me gusta componer los problemas llamados "suicidas" en los que las blancas obligan a las negras a ganar. Sí, Fischer es un ser extraño pero no tiene nada de anormal que un jugador de ajedrez no sea normal, que sea así. Hubo el caso del gran Rubinstein, a principios de siglo. Del manicomio donde solía vivir una ambulancia lo llevaba cada día a la sala del café donde se celebraba el torneo y después lo devolvía a su casilla negra, después del juego. No le gustaba ver a su adversario, pero una silla vacía más allá de su tablero todavía le irritaba más. Entonces ponían un espejo y el veía su reflejo o quizá al auténtico Rubinstein.
-Fischer es un caso de psicoanálisis.
-No, no, es un gran jugador de ajedrez que tiene pequeñas manías.
-Me ha parecido entender que no aprecia a Freud.
-No es exacto. Aprecio mucho a Freud como autor cómico. Las explicaciones que da sobre las emociones de sus pacientes y sus sueños son de un burlesco increíble, pero hay que leerlo en la lengua original. No entiendo cómo se le puede tomar en serio. No hablemos más de eso.
-Los escritores políticos tampoco son sus autores de cabecera.
-Muchas veces me preguntan quién me gusta y quién no, entre los novelistas, comprometidos o no, de mi siglo maravilloso. Primero, no aprecio al escritor que no ve las maravillas de este siglo, las pequeñas cosas, la ropa masculina informal, el cuarto de baño que substituye al lavabo inmundo. Las grandes cosas como la sublime libertad de pensamiento en nuestro doble occidente. ¡Y la luna! Recuerdo con qué escalofrío delicioso, envidia y angustia, miraba yo en la televisión los primeros pasos flotantes del hombre sobre el talco de nuestro satélite y cómo despreciaba a quienes decían que no valí la pena gastar tantos dólares para pisar el polvo de un mundo muerto. Detesto pues a los divulgadores comprometidos, a los escritores sin misterio, a los infelices que se alimentan con los elixires del charlatán vienés. Aquellos que aprecio saben que sólo el verbo es el valor real de la obra maestra. Principio tan viejo como verdadero, y eso no ocurre a menudo. No es preciso dar nombres, nos reconocemos por un lenguaje de signos, a través de los signos del lenguaje, o bien, al contrario, todo nos irrita en el estilo de un contemporáneo detestable, incluso sus puntos suspensivos.
-Me han dicho que no le gusta Faulkner. Cuesta creerlo.
-¡No! No soporto la literatura regional, el folklore artificial.
-Una última pregunta, señor Nabokov, ¿puedo decir que usted, para resumir un poco, tiene la cultura del sabio y además la ironía del pintor?
-Hay un rinconcito en la taxonomía entomológica que yo conocía muy bien, era el maestro, en los años 40, en el museo de Harvard. La ironía del pintor, eso no. La ironía es el método de discusión que usaba Sócrates para confundir a los sofistas; la inventó él y a mí Sócrates, entre otros, me cae muy mal. Por extensión, la ironía es una risa amarga. Mi risa es un chisporroteo bonachón que viene del vientre tanto del cerebro.

(1) Extraído de la serie de videos de Los Monográficos de Apostrophes, editados por Trasbals, ya distribuidos en España, y próximamente en América.

(*) Vladimir Nabokov nació en San Petersburgo en 1899 y murió en Montreaux, Suiza, en 1977. Pertenecía a una antigua familia que tuvo que exilarse en 1919. Escribió primero en ruso y después en inglés. El éxito internacional le llegó gracias al escándalo que provocó su novela Lolita. Otros libros importantes de Nabokov son: Pnin, Pálido Fuego, Ada o el ardor y Habla, memoria. Así también sus Cursos de literatura europea, Curso de literatura rusa y Opiniones Contundentes.

domingo, 13 de marzo de 2011

Gustav Mahler

Gustav Mahler
(Kaliste, actual Austria, 1860-Viena, 1911) Compositor y director de orquesta austriaco. En una ocasión, Mahler manifestó que su música no sería apreciada hasta cincuenta años después de su muerte. No le faltaba razón: valorado en su tiempo más como director de orquesta que como compositor, hoy es considerado uno de los más grandes y originales sinfonistas que ha dado la historia del género; más aún, uno de los músicos que anuncian y presagian en su obra de manera más lúcida y consecuente todas las contradicciones que definirán el desarrollo del arte musical a lo largo del siglo XX. 

Aunque como intérprete fue un director que sobresalió en el terreno operístico, como creador centró todos sus esfuerzos en la forma sinfónica y en el lied, e incluso en ocasiones conjugó en una partitura ambos géneros. Él mismo advertía que componer una sinfonía era «construir un mundo con todos los medios posibles», por lo que sus trabajos en este campo se caracterizaban por una manifiesta heterogeneidad, por introducir elementos de distinta procedencia (apuntes de melodías populares, marchas y fanfarrias militares...) en un marco formal heredado de la tradición clásica vienesa.

Esta mezcla, con las dilatadas proporciones y la gran duración de sus sinfonías y el empleo de una armonía disonante que iba más allá del cromatismo utilizado por Wagner en su Tristán e Isolda, contribuyeron a generar una corriente de hostilidad general hacia su música, a pesar del decidido apoyo de una minoría entusiasta, entre ella los miembros de la Segunda Escuela de Viena, de los que Mahler puede considerarse el más directo precursor.

Su revalorización, al igual que la de su admirado Anton Bruckner, fue lenta y se vio retrasada por el advenimiento del nazismo al poder en Alemania y Austria: por su doble condición de compositor judío y moderno, la ejecución de la música de Mahler fue terminantemente prohibida. Sólo al final de la Segunda Guerra Mundial, y gracias a la labor de directores como Bruno Walter y Otto Klemperer, sus sinfonías empezaron a hacerse un hueco en el repertorio de las grandes orquestas.

Formado en el Conservatorio de Viena, la carrera de Mahler como director de orquesta se inició al frente de pequeños teatros de provincias como Liubliana, Olomouc y Kassel. En 1886 fue asistente del prestigioso Arthur Nikisch en Leipzig, en 1888, director de la Ópera de Budapest y en 1891, de la de Hamburgo, puestos en los que tuvo la oportunidad de ir perfilando su personal técnica directorial. 

Una oportunidad única le llegó en 1897, cuando le fue ofrecida la dirección de la Ópera de Viena, con la única condición de que apostatara de su judaísmo y abrazara la fe católica. Así lo hizo, y durante diez años estuvo al frente del teatro; diez años ricos en experiencias artísticas en los que mejoró el nivel artístico de la compañía y dio a conocer nuevas obras.

Sin embargo, el diagnóstico de una afección cardíaca y la muerte de una de sus hijas lo impulsaron en 1907 a dimitir de su cargo y aceptar la titularidad del Metropolitan Opera House y de la Sociedad Filarmónica de Nueva York, ciudad en la que se estableció hasta 1911, cuando, ya enfermo, regresó a Viena.
Paralelamente a su labor como director, Mahler llevó a cabo la composición de sus sinfonías y lieder con orquesta. Él mismo se autodefinía como un compositor de verano, única estación del año en la que podía dedicarse íntegramente a la concepción de sus monumentales obras.

Son diez las sinfonías de su catálogo, si bien la última quedó inacabada a su muerte. De ellas, las números 2, 3, 4 y 8 –la única que le permitió saborear las mieles del triunfo en su estreno– incluyen la voz humana, según el modelo establecido por Beethoven en su Novena. A partir de la Quinta, su música empezó a teñirse de un halo trágico que alcanza en la Sexta, en la Novena y en esa sinfonía vocal que es La canción de la tierra, su más terrible expresión.



Fernando Romero Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

jueves, 10 de marzo de 2011

viernes, 4 de marzo de 2011

El ultimo judío, Noan Gordon

Con el grato sabor de boca que me ha dejado. La catedral del mas de Falcones esta semana inicie la lectura de esta novela acerca de la España de siglo XIV llevo el primer capítulo y se antoja sabrosa la lectura

Este ejemplar llego a mis manos por pura casualidad fue regalado a mi madre de manos de una señora que compartía asiento en un viaje Can Cun Ciudad de Mexico hace cuatro años lo leere con gusto y dejare continuar su viaje
Fernando Romero Enviado desde mi oficina móvil BlackBerry® de Telcel

martes, 1 de marzo de 2011

Esperpento- Ramón María del Valle-Inclán

La noche de ayer en el ciclo de conferencias sobre literatura, el tema fué el teatro de Valle-Inclan  en esta ocación fue el Dr Dante Medina quien nos habló sobre la obra refiriendose especial mente al esperpento caracteriztica de la obra de de Valle-Inclan



Según la Real Academia Española, "esperpento" es un hecho grotesco o desatinado. Más específicamente, el término se utiliza para designar un estilo literario creado por Ramón María del Valle-Inclán (y la generación del 98), y que se caracteriza por la deformación grotesca de la realidad, al servicio de una implícita intención crítica de la sociedad.

Caracteristicas


Como afirmó Valle-Inclán en Luces de Bohemia (obra representativa del estilo y donde este es definido), "el sentido trágico de la vida española sólo puede ofrecerse con una estética sistemáticamente deformada". Esta técnica se empleó también en la trilogía Martes de Carnaval (Contiene: La hija del capitán, Las galas del difunto y Los cuernos de don Friolera) y tiene sus precedentes en Quevedo y Francisco de Goya. Algunas de sus características son:
  1. Lo grotesco como forma de expresión:
    • la degradación de los personajes.
    • la reificación o cosificación de los personajes, reducidos a mero signo o a muñecos.
    • la animalización o fusión de formas humanas y animales
    • la literaturización del lenguaje coloquial, frecuentemente investido de todo tipo de intertextualidades.
    • el abuso del contraste
    • la mezcla de mundo real y de pesadilla
    • la distorsión de la escena exterior
  2. La deformación sistemática de la realidad:
    • la apariencia de burla y caricatura de la realidad
    • el significado profundo, semi transparente, cargado de crítica e intención satírica que constituye la auténtica lección moral
  3. La presencia de la muerte como personaje fundamental.
Esta técnica teatral hizo de Valle-Inclán un precedente cinematográfico, debido a los continuos cambios de escenario así como a la profusión de historias durante el desarrollo de la obra, que finalmente acababan por cruzarse.
El texto que se considera fundacional acerca del tema es la escena XII de "Luces de Bohemia", donde Max Estrella, el protagonista de la obra, dice que "Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española solo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. (...) Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. (...) La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas".Como se ve, la idea de esperpento está asociada a una percepción del autor acerca de la mezcla entre grandeza y grotesco que se considera propia de la sociedad española.
Más que un estilo o una técnica teatral, el esperpento es una poética (es decir: una forma de crear) que consiste en retratar hechos y personajes de una determinada manera. Según dice Valle-Inclán en una entrevista concedida al diario ABC, la acción y los personajes dramáticos pueden ser mirados "de rodillas" (como en la épica), "como si fuesen ellos nosotros mismos" (como en el teatro de Shakespeare), "... y hay otra tercera manera, que es mirar el mundo desde un plano superior y considerar a los personajes de la trama como seres inferiores al autor, con un punto de ironía. Los dioses se convierten en personajes de sainete. Esta es una manera muy española, manera de demiurgo, que no se cree en modo alguno hecho del mismo barro que sus muñecos".
La degradación del esperpento afecta a ambientes y personajes:
  1. Ambientes: Los escenarios dominantes son tabernas burdeles, antros de juego, interiores míseros, calles inseguras de Madrid.
  2. Personajes: Por las piezas deambulan borrachos, prostitutas, pícaros, mendigos, artistas fracasados, bohemios, presentados como marionetas sin voluntad, animalizados y cosificados.
Una de las reflexiones más importantes que plantea la creación esperpéntica es si se trata de una imagen deformada de la realidad, o si se trata de la imagen fiel de una realidad deforme.

Curiosidades

Este estilo nuevo teatral partió de un famoso bar situado en el madrileño "Callejón del Gato", situado a las traseras de Sol, aproximadamente. Valle Inclán era un gran asiduo al mismo, cuya característica más llamativa era la fachada, donde se hallaban unos espejos cóncavos y otros convexos que deformaban la figura de todo aquel que frente a ellos posase. Esto, que se convirtió en un entretenimiento de la época, sería utilizado por Valle-Inclán como inspiración. La deformación de la realidad bien podía ser divertida, como de hecho lo era para los transeúntes, pero podía convertirse en algo más: en un espejo social, en una crítica, en una deformación de la realidad exagerada, delicia para un escritor rebelde como lo era Valle-Inclán.
Entre los usos populares de la palabra esperpento, está el uso como adjetivo en ambito rural, ejemplo"eres un esperpento Mariano R.V", palabra como estas que pasaron a este ámbito popular con su semántica distorsionada y con frecuencia son utilizadas de forma errónea por las clases de escaso conocimiento acerca de los movimientos estéticos como las vanguardias, modernismo, existencialismo, etc. presentes en la literatura española con autores de la generación del 27. Trujillanos presenta una muestra destacada de este uso, presente en el saber y expresar popular.