sábado, 20 de marzo de 2010

Lastima de Vespa quemada......



Historia de las fallas de Valencia

El origen de las fallas anda mezclado con la tradición oral próxima a la leyenda. Se cuenta que en invierno los carpinteros se alumbraban con candiles suspendidos en el artefacto llamado 'parot' y que más tarde lo que se hizo fue vestiar al 'parot' con algunas prendas viejas, como un espantapájaros y posiblemente les colgarían un cartel con alusiones al vecindario: chismes, alcahueteo, y así, de esta forma tan espontánea, tan propia de un pueblo que siempre encontró motivo para la fiesta, nacieron las fallas densas de fuerza popular.

El origen de la fiesta de las Fallas se remonta a la antigua tradición de los carpinteros de la ciudad, que en vísperas de la fiesta de su patrón San José, quemaban frente a sus talleres, en las calles y plazas públicas, los trastos viejos e inservibles junto con los artilugios de madera que empleaban para elevar los candiles que les iluminaban mientras trabajaban en los meses de invierno. Por ese motivo el día de la cremà (momento en el que arden los monumentos falleros) siempre coincide con el día 19, Festividad de San José.

En el siglo XVIII, las Fallas se reducían a piras de materiales combustibles que recibían el nombre de Fallas y quemaban al anochecer de la víspera de San José.

Estas Fallas fueron evolucionando y cargándose de sentido crítico e irónico, mostrándose sobre todo en los monumentos falleros escenas que reproducían hechos sociales censurables y critica social siempre con sentido del humor.

Sobre 1870 se persiguió duramente los festejos populares como el Carnaval y las Fallas. Esta presión provocó que en 1885 surgiera un movimiento en defensa de las tradiciones típicas, otorgando la revista "La Traca" premios a los mejores monumentos falleros. Este hecho provocó la competición entre los vecinos y dio lugar al nacimiento de la falla artística, donde no desaparecía la crítica, pero predominaba la preocupación estética.

En 1901, el propio Ayuntamiento de Valencia, otorgó los primeros premios municipales a las mejores Fallas. Este fue el comienzo de la unión entre el pueblo y el poder político, evolucionando con pasos agigantados esta fiesta popular en número, estructura y organización.

LAS FALLAS HOY

Valencia, ejemplo de modernidad, puerto del Mediterráneo y capital de grandes eventos, se transforma en marzo para convertirse en una ciudad entregada a su fiesta, a la música y a la pólvora.

Las Fallas, las fiestas del fuego por excelencia, se mantienen desde hace siglos tan espectaculares, desmesuradas y barrocas como el propio valenciano. En los albores del invierno, la ciudad se tiñe del color de las flores y de la pólvora para recibir la primavera y a más de un millón de visitantes, que entre la música de las bandas y el estruendo de las mascletàs recorren los monumentos falleros, este año más de 700. Sin embargo, no hay que olvidar que durante esos días, también se puede disfrutar de las exposiciones del Institut Valencià d’Art Modern (IVAM) y del Museo de Bellas Artes San Pío V, visitar la Ciudad de las Artes y las Ciencias e incluso descubrir el alma marinera de la ciudad degustando una buena paella después de la mascletà.

La Exposición del Ninot, la plantà, la Cabalgata del Reino, los castillos de fuegos artificiales, la Ofrenda de flores a la Virgen y la Nit del Foc, son algunas de algunas de las imprescindibles citas falleras.

Lo más tradicional es recorrer las calles de la ciudad contemplando las fallas, mientras se disfruta de un exquisito chocolate con bunyols de carabassa.

El día 15 de marzo empieza la plantà y el 16 a las ocho de la mañana ya está cada falla en su lugar, más de 700 monumentos algunos de 25 metros de altura.

El arte y la sátira se conjugan en unos monumentos que durante la semana fallera, del 12 al 19 de marzo, se levantan en cada una de las calles y esquinas de la ciudad y en los que se critica y caricaturiza vida social y política. Como cada año la cridà, la invitación de las falleras mayores de Valencia, Marta Agustín y María Berbel, a participar en las Fallas, ha sido el pistoletazo de salida de las celebraciones falleras.

Como presagio primaveral, las Fallas se viven en la calle por el buen tiempo que normalmente hace y porque la ciudad se convierte, toda ella, en peatonal. El sonido de la música festera y el olor a la pólvora y a las flores acompañan a otro aroma típicamente fallero para los valencianos: el de los buñuelos. Lo más tradicional es recorrer las calles de la ciudad contemplando las fallas, mientras se disfruta de un exquisito chocolate con bunyols de carabassa.

D
esde el 1 de marzo en Valencia, todo el mundo tiene una cita a las dos en la plaza del Ayuntamiento para ver la mascletà, la sinfonía del ruido. Las mascletà es un espectáculo para los sentidos: se oyen los masclets, se ve el fuego y el humo y se huele la pólvora, pero sobre todo se siente la vibración que sube por las piernas y recorre todo el cuerpo.

El 'ninot' fallero se distinguirá siempre por la vivaz caricatura y la finalidad crítica. De hecho, embrión de falla son 'el vell i la vella' de Picassent, pareja de rudimentraios muñecos de trapo henchidos de algodón, guata o papel, que se colocan a la puerta de algunas casas de Piccassent el tercer miércoles de Cuaresma.

Colocar unas figuras en pequeño estrado, que se apoyaba en un muro, debió responder a ese imperioso 'pensat y fet' para una escena plástica y burlona.
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domingo, 14 de marzo de 2010

¿Por qué escuchar Brahms?


2 Porque Brahms no está en las rokolas.

3 Porque Brahms te conduce al suicidio.

4 Porque Brahms te salva del suicidio.

5 Se escucha Brahms cuando finalmente se cruza el umbral de la belleza.

6 Se escucha Brahms cuando el amor te desborda y Chopin te resulta insuficiente.

7 Se escucha Brahms cuando no hay más remedio. Cuando todos los demás orificios de la música están cerrados con el corcho del vino adulterado.

8 Se escucha Brahms cuando la noche te abraza en su maleficio, y tú aún crees que amanecerá.

9 Se escucha Brahms cuando Mozart llama a la puerta y no estás preparado.



10 Se escucha Brahms cuando la escasa hombría que te queda te desborda y eres el hazmerreír.

11 O cuando tu chava semeja a Klara Schumann concentrada en el lirismo hiriente, y tú esperas que te ame —cuando su corazón está puesto en otro (que es siempre).

12 Se escucha Brahms cuando dejas que el alcohol se adueñe de tu voluntad.

13 Cuando no hay palabras para declarar tu amor, se escucha Brahms.

14 Cuando te encuentras más desolado que un pan de muerto en abril, se escucha Brahms.

15 Cuando sobreviene la imagen de tu padre, se escucha Brahms.

16 Cuando sobreviene la imagen de la mujer que nunca será tuya, se escucha Brahms.

17 Cuando sobreviene la imagen de la mujer que te engañó con tu mejor amigo, se escucha Brahms. Y si no lo escuchaste en ese momento ya no lo escuchaste jamás. Y tu mejor amigo se seguirá tirando a tu mujer —nada nuevo, por cierto.

18 Cuando amas demasiado a Paganini, y te imaginas que el violín es el soberano de los instrumentos, que atrás del violín sólo hay rencor y coraje, es el mejor momento de escuchar Brahms. Jefe de jefes, a cuyo lado todo es pálpito de perro dócil y faldero.

19 Y cuando la mujer que te besa en sueños le pertenece a tu peor enemigo, se escucha Brahms. Y si no tienes ni la menor idea de quién es Brahms, cualquiera sirve para salir del entripado ―se sugiere José Alfredo, o ya de perdida Cuco.

20 Porque si para ti escuchar es un modo de inocularte veneno, se escucha Brahms. Para que el efecto sea devastador, rotundo e inmediato —si es que estos tres adjetivos pueden ir juntos, sin demérito de lo nombrado—. Entonces se escucha Brahms.

21 Porque en cada hombre que ve a tu amada, en cada hombre que abreva del mismo oxígeno, en cada estúpido, fokin enemigo que dirige su misma nariz a las axilas de tu chava, ves al hombre que se la va a llevar y que te va a dejar en medio del desierto. Donde siempre debiste estar. Cara al sol. Cara a la nada. Cosa que nunca entenderás: la nada. De ahí vienes y hacia allá vas. Grábatelo. Antes o después de escuchar Brahms. Da igual.

22 Porque la noche es infernal, se escucha Brahms. ¿Qué significa que la noche es infernal? Que tu visa ha llegado al límite. Que más allá de tus narices sólo se distingue podredumbre y nostalgia, mansedumbre y oído absoluto sujeto a la noche de los tiempos.



23 Porque para ti escuchar es un modo de inocularte una adicción, escuchas Brahms.

24 Porque en cada hombre que deposita sus ojos en tu amada ves a un enemigo potencial, escuchas Brahms.

25 Porque la noche te abruma con sus verdades, que se reducen a tres: eres mediocre, eres mediocre y eres mediocre, escuchas Brahms.

26 Porque acontece que no encuentras un sitio en el cual resguardarte, ni una voz fraternal que te acoja, en fin porque estás hecho un desastre, escuchas Brahms.


via milenio.com