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Los pazos de Ulloa
Es igualmente de corte naturalista Los pazos de Ulloa
(1886), la novela más importante de Emilia Pardo Bazán. Esta obra está
ambientada en una de las zonas rurales más atrasadas de Galicia y se
centra en el choque de unos personajes sensibles, educados en la ciudad,
con otros personajes, representativos del ambiente degradado y brutal
que reina en una aldea.
Los personajes de Los pazos de Ulloa
aparecen, de acuerdo con las tesis de Zola, determinados por el medio
ambiente. De un lado, Pedro Moscoso, señor del pazo de Ulloa,
aristócrata decadente y embrutecido, dominado por sus criados. Del otro,
Nucha, la joven esposa traída de la ciudad, y Julián, el capellán
recién salido del seminario. Ambos sucumbirán ante la terrible
hostilidad de la aldea, un "paisaje de lobos". El relato se convierte
así en una dura visión del campesinado y del mundo rural, totalmente
opuesta a la visión idílica que ofrecía Pereda.
Los pazos de Ulloa fueron llevados a la television en una serie en 1985 la misma que puede ser vista en linea en el sitio de RTVE Los pazos de Ulloa
PARDO
BAZAN, Emilia: Los pazos de Ulloa, 1886
1. Resumen
del argumento: "Los Pazos de Ulloa" narra la historia de don Pedro,
marqués de Ulloa, el cual vive en un valle gallego a la manera de un señor
feudal. La acción comienza con la llegada de don Julián, un joven sacerdote
criado en casa del señor de la Lage, tío de don Pedro, que ha sido enviado como
administrador de la hacienda del marqués. Allí descubre la corrupción y el
desorden en el que se vive en el señorío de Ulloa: Don Pedro vive amancebado
con Sabel, hija de Primitivo, criado y cacique de la casa, de quien Don Pedro
no puede prescindir; el abad de Ulloa es un clérigo aficionado al vino y a la
caza; Sabel provoca de manera continua y descarada al sacerdote. Todo esto
lleva al clérigo a sugerir a don Pedro que cambie de vida y se case. Don Pedro
acepta y acude a casa de su pariente el señor de la Lage; y, pese a que todos
esperan que pida la mano de Rita, la hermana mayor y más bella, don Pedro
—aconsejado por don Julián— elige a Nucha, la hermana menos agraciada.
Al cabo de
un tiempo, don Pedro decide regresar al pazo y envía a don Julián a preparar
las cosas. Este tiene miedo de Primitivo que ya quiso dispararle cuando sugirió
a don Pedro el viaje a Santiago. Pero, ante su sorpresa, todos se muestran
dóciles a sus órdenes aunque sólo en apariencia, ya que luego terminarán por hacer
lo que Primitivo decide.
Nucha
queda embarazada y don Pedro espera que su hijo sea varón. Pero Nucha da a luz
una niña. Desde ese momento, su marido vuelve a mantener relaciones con Sabel,
y Primitivo y su gente parecen recobrar los poderes perdidos. Nucha apenas es
atendida por su marido y sólo don Julián la acompaña y consuela.
En esta
época don Pedro se presenta como candidato a las elecciones. Nucha espera que
el triunfo de su marido le permita cambiar de residencia y de vida, pero los
manejos de Primitivo trucan la que parecía inevitable victoria del marqués. Los
acontecimientos se precipitan: Perucho, el hijo de don Pedro y Sabela,
despechado por el rechazo de Nucha, que ha adivinado la verdad sobre su
nacimiento, difunde la especie de una relación culpable —que no existe— entre
don Julián y Nucha. Cuando corre a decírselo a don Pedro, a instancias de su
abuelo, ve cómo Primitivo es asesinado por el Tuerto, pistolero a sueldo de uno
de los caciques, que pretenden vengar así la derrota electoral. Don Pedro, en
una escena terrible, acusa a su mujer y expulsa de la casa a don Julián. Este,
en una perdida aldea gallega, recibe la noticia de la muerte de Nucha pocos
meses después.
Diez años
más tarde será nombrado párroco de Ulloa, donde contemplará cómo Perucho va
vestido como corresponde al heredero de la casa, mientras la hija de Nucha se
cubre con prendas mucho más modestas.
2. La
autora ha cuidado la composición de la novela y la manera de narrar: el
predominio de los puntos de vista y la tendencia al ocultamiento del narrador
omnisciente preludian la novela del siglo XX.
El estilo
literario es correcto, vivo, expresivo, en ocasiones minucioso, pero nunca
estetizante. Como en tantos novelistas del realismo predomina lo funcional: el
estilo al servicio del contenido. No se busca la belleza ni la brillantez de la
expresión, sino la exactitud de la descripción, la verosimilitud en los hechos
y la fuerza en la narración.
Por otro
lado, el lenguaje es homogéneo, con las excepciones del empleo de términos gallegos
o de expresiones coloquiales o peculiares de algún sector lingüístico. Hay que
destacar su gusto por las precisiones médicas y por el léxico especializado de
dicha disciplina, que utiliza con frecuencia.
3. Los
grandes temas que Pardo Bazán expone en la novela son tres: una visión cruda
—naturalista— del campo gallego; el contraste entre la vida en la aldea y la
vida en la ciudad; y la corrupción del sistema electoral basado en el
caciquismo y en la ignorancia. Los temas segundo y tercero sirven de complemento
al primero, que constituye el eje básico de la novela.
La
sordidez de la vida en los pazos, donde los criterios morales parecen estar
ausentes, y los desmanes de la vida rural son descritos con crudeza. Es
frecuente en la autora el recurso constante a las razones ambientales,
fisiológicas y médicas para explicar conductas, aunque sin llegar a un completo
determinismo.
En la
misma línea naturalista hay que situar el enfrentamiento entre la ciudad y la aldea.
La novela simboliza el triunfo de esta última, con un Perucho vestido
elegantemente, según la costumbre tradicional que exige que la sucesión
nobiliaria siga la línea masculina. La hija legítima, sin embargo, va
pobremente vestida, como si no fuera hija del marqués. Sabel, la mujer de la
aldea, permanecerá en la casa, mientras que la mujer de la ciudad, Nucha, será
tachada de infiel y morirá a causa de su debilidad física pocos meses después.
Ha sido la concubina, y no la mujer legítima, quien ha dado un hijo varón al
señor semifeudal. Pero, por otro lado, el triunfo de la aldea y de la
naturaleza supone también el triunfo de la barbarie y de la injusticia. La
novela adquiere en este punto, aunque no de una manera explícita, un tono
agudamente crítico. La farsa en que se convierten las elecciones y la
amoralidad como criterio de conducta son ejemplos significativos.
Por
último, se presenta la crítica del caciquismo como sistema político imperante
en el mundo rural (si bien impulsado desde la también corrupta ciudad). Pardo
Bazán plasma con fuerza inusitada los turbios manejos de los caciques de uno y
otro bando; la beligerancia de buena parte del clero, que por su condición
debiera permanecer neutral y se convierte, sin embargo, en agente principal de
una de las facciones; la crueldad de los pistoleros a sueldo que emplean sin
recato ambos bandos y hacen gala de una total falta de escrúpulos para llevar a
cabo toda clase de engaños electorales, etc.
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